Desde el río, la ciudad era una larga línea de casas bajas, de irregular construcción con un viejo fuerte en el centro. Al llegar al fuerte —donde actualmente se ubica la Casa Rosada—, que incluía un edificio grande, antes residencia de los virreyes y ocupado luego por el presidente de la Primera Junta, se hallaba frente a él una amplia y hermosa plaza dividida por una Recova, una galería en la que se podían encontrar pequeños comercios. El sector de la plaza ubicado entre el Cabildo, la Recova y la Catedral se utilizaba como Mercado, allí se instalaban diariamente los vendedores ambulantes que llegaban a la ciudad.Al otro lado de la plaza se encontraba el edificio del Cabildo. Alrededor de la plaza, sobre la calle Rivadavia se encontraba el edificio de la Catedral y, frente a ella, sobre la calle Hipólito Yrigoyen, había casas de dos pisos. La gente que estaba en buena condición económica vivía cerca de la plaza, con preferencia, del lado sur. Casi los únicos edificios importantes eran las iglesias. No había universidad, pero sí un colegio secundario: el San Carlos, ubicado en las actuales calles Bolívar y Alsina. Había dos grandes cafés que, a falta de diarios, eran el centro de las noticias: el de Catalanes, esquina San Martín y Juan Domingo Perón y el de Mallcos, esquina Bolívar y Alsina. La mejor fonda era la de los Tres Reyes, cerca del fuerte en la calle 25 de Mayo y Rivadavia. El único y pequeño teatro, llamado La Ranchería, estaba en Reconquista y Juan Domingo Perón, frente a la iglesia de la Merced. El cuartel principal era el de Infantería de Buenos Aires, en la esquina de Perú y Alsina. En cuanto a los hospitales, los padres betlehemitas (llamados barbones, por usar barba entera) tenían uno en la manzana comprendida por las calles Defensa, México, Chile y Paseo Colón.Tres eran los mataderos en las actuales Plaza Constitución, Plaza Once (llamado Miserere) y Recoleta.Al norte de la ciudad, y separada de ésta por el zanjón de Matorras, estaba el Retiro, terreno irregular, circundado por quintas, que tenía en el centro la plaza de toros y, casi sobre el río, se encontraba el arsenal.
Adaptado de Roberts, Carlos. Las invasiones inglesas. Buenos Aires: Emecé Editores, 2000.
Adaptado de Roberts, Carlos. Las invasiones inglesas. Buenos Aires: Emecé Editores, 2000.
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